29 de mayo de 2010

La Teoria M

Teoría de Cuerdas y sus 10 Dimensiones

En los años setenta del pasado siglo apareció una teoría que aseguraba poder explicar todas las partículas y fuerzas (incluida la gravedad), y por ende, todos los fenómenos de la naturaleza, a la que se llamó Teoría de Cuerdas. Dicha teoría afirma que: toda la materia estaba compuesta en su fundamento por hilos, abiertos o cerrados, que vibran, de ahí su analogía con las cuerdas de los instrumentos de música.




Cada modo de vibración de los hilos conforma un tipo diferente de partícula elemental (fermiones y bosones), que se mueve en una de las diez dimensiones que caracterizan a esta teoría. Nosotros sólo somos capaces de percibir las tres dimensiones espaciales y la dimensión temporal y somos incapaces de percibir las seis restantes dimensiones ya que su tamaño es infinitesimal, mucho menor que las menores escalas de longitud medidas experimentalmente (10-17 m).
Debido a sus minúsculas dimensiones, las cuerdas no se han podido detectar experimentalmente, por lo que sólo existen teóricamente.


Vinculada a esta teoría se encuentra la Teoría de la Supersimetría, que relaciona las propiedades de los bosones y los fermiones (quarks y leptones), las partículas más elementales a partir de las cuales se generan las demás, con partículas afines denominadas compañeras, mucho más pesadas, por lo que se requieren aceleradores de partículas de muy alta energía para poder detectarlos, en caso de que existiesen.





Teoría de Membranas y la 11 Dimensión
Sin embargo, con el tiempo surgió en su seno una contradicción, al contar con cinco versiones, todas ellas aparentemente verdaderas. Todas contaban con numerosas coincidencias aunque en su esencia eran completamente distintas.

En 1995, Edward Witten, formuló una nueva Teoría que unificaba todas las versiones anteriores de la Teoría de Supercuerdas (incluida las supersimetrías), al considerarlas como distintos enfoques de un mismo concepto. En la Teoría de Membranas o Teoría M aparece una nueva dimensión, la onceava, que posibilita la existencia de membranas o mallas ondulantes paralelas entre sí.



Según esta teoría, cada una de estas membranas podría contener, si tuviese la suficiente energía, un universo como en el que nos encontramos. A su vez, esta dimensión adicional explicaría la aparición de nuestro universo (Big Bang) por el choque de dos membranas paralelas en dicha dimensión. Estas membranas, separadas entre sí, al vibrar constantemente, entran en contacto continuamente, desencadenando la aparición de continuos universos paralelos, algunos de ellos similares al nuestro y otros en los que las leyes de la física podrían comportarse de una forma diferente.



Esta teoría, también solucionaría la aparente descompensación de magnitudes entre la fuerza de la gravedad y las tres restantes interacciones fundamentales (el electromagnetismo, la interacción nuclear débil y la interacción nuclear fuerte).
Según la teoría M, los filamentos vibrantes que caracterizan a las fuerzas fundamentales están sujetos a las membranas y sólo los filamentos vibrantes que originarían los gravitones (partículas elementales hipotéticas que transmitirían la interacción gravitatoria) pueden deslizarse entre membranas, de ahí que sólo percibamos una pequeña parte de su fuerza, comparable a las restantes interacciones.


Si comparamos las partículas con bolas de billar, estás al colisionar se mantienen sobre el tapete (2D), mientras que el gravitón, es decir, la onda sonora producida en el choque es capaz de abandonar el tapete y se desplaza en 3D…

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