28 de diciembre de 2010

El Proceso Creativo

Todo proceso creativo, sea en literatura, en ingeniería, en informática o incluso en 
el amor, respeta siempre un mismo modelo: el ciclo de  la naturaleza. A 
continuación, enumero las etapas de ese proceso: 


a) Arado del campo: en el momento en que se revuelve el suelo, el oxígeno 
penetra donde antes no podía.  El campo gana un nuevo aspecto, la tierra que 
estaba encima ahora está debajo y lo que estaba debajo se ha transformado en 
superficie. Este proceso de revolución  interior es muy importante, porque de la 
misma manera que el nuevo rostro de aquel campo verá la luz del sol por primera 
vez y se deslumbrará con ella, una revaluación de nuestros valores nos permitirá 
ver la vida con inocencia y sin ingenuidad. Así estaremos preparados para el 
milagro de la inspiración. Un buen  creador tiene que estar siempre removiendo 
sus valores, y jamás contentarse con aquello que cree entender. 


b) La siembra:  toda obra es fruto del contacto con la vida. El hombre creador no 
puede encerrarse en una torre de marfil; precisa estar en contacto con el prójimo y 
compartir su condición humana. Nunca sabrá de antemano cuales son las cosas 
que serán importantes en el futuro, de modo que cuanto más intensa sea su vida, 
más posibilidades tiene de encontrar un lenguaje original. Le Corbusier decía que 
“mientras el hombre quiso volar imitando  a los pájaros, nunca lo consiguió”. Lo 
mismo pasa con el artista: aun cuando sea un traductor de emociones, no conoce 
completamente el lenguaje que está traduciendo, y si intenta imitar o controlar la 
inspiración jamás llegara a donde desea. Necesita permitir que la vida siembre el 
campo fértil de su inconsciente. 


c) La maduración: existe un tiempo en el que la obra se escribe sola, con libertad, 
en el fondo del alma del autor, antes de que éste se atreva a manifestarla. En el 
caso de la literatura, por ejemplo, el libro está influenciando al escritor y viceversa. 
Es a este momento que el poeta brasileño Carlos Drummond de Andrade se 
refiere cuando dice que jamás debemos intentar recojer los versos que se pierden, 
pues ellos no merecían ver la luz del  día. Conozco a gente que durante la 
maduración se pasa tomando notas compulsivamente de todo lo que le pasa por 
la mente, sin respetar  aquello que está siendo escrito  en el inconsciente. El 
resultado es que las notas, frutos de la memoria, terminan obstaculizando a los 
frutos de la inspiración. El creador necesita respetar el tiempo de gestación, aun 
cuando sepa – al igual que el agricultor – que él solo tiene un control parcial de su 
campo; está sujeto tanto a sequías como a inundaciones. Pero, si sabe esperar, la 
planta más fuerte, la que resistió a las intemperies, saldrá a la luz con toda su 
fuerza. 


d) La cosecha: es el momento en el que el hombre manifestará en un plano 
consciente aquello que sembró y dejó madurar. Si recoje antes, la fruta estará 
verde. Si recoje después, la fruta estará podrida. Todo artista sabe reconocer la 
llegada de este momento; aun cuando ciertas preguntas no hayan aún madurado 
lo suficiente, ciertas ideas aún no estén claras y cristalinas, ellas se irán 
reorganizando a medida que la obra va siendo hecha. Sin miedo y con disciplina, 
él entiende que es preciso trabajar de sol a sol hasta que su obra esté completa. 
¿Y qué hacer con los resultados de la cosecha? De nuevo miramos a la Madre 
Naturaleza: ella comparte todo con todos. Un artista que quiere guardar su obra 
para sí mismo no está siendo justo con lo que recibió en el presente ni con la 
herencia y las enseñanzas de sus antepasados. Si dejamos lo granos 
almacenados en el granero, acabarán por podrirse, aun cuando hayan sido 
recogidos en el momento adecuado. Cuando la cosecha termina, llega el momento 
en que es preciso dividir, sin miedo ni verguenza, su propia alma. 


Esa es la misión del artista, por más dolorosa o gloriosa que sea. 

12 de diciembre de 2010

Crean computadoras "vivas"

celulas-sinteticasUn trabajo realizado por investigadores de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) ha demostrado que, mediante múltiples combinaciones de células modificadas con ingeniería genética, se pueden conseguir sistemas biológicos con capacidad de decisión según unos criterios predefinidos. Esto permitirá generar "ordenadores vivos" mucho más complejos de los que se habían conseguido hasta ahora, capaces de tomar decisiones de manera autónoma pero basándose en instrucciones previas, programadas.
El trabajo, que se publica en la revista Nature, suponeun importante avance en el campo de la biología sintética, y se ha realizado gracias a la estrecha colaboración entre un grupo de biología teórica, el Laboratorio de Sistemas Complejos, dirigido por Ricard Solé, y un grupo de biología experimental, la Unidad de Señalización Celular, que dirige Francesc Posas.
Hasta hoy los científicos había intentado diseñar ordenadores vivos a partir de los conceptos básicos de la electrónica, con la dificultad de que la conexión entre diferentes partes de un circuito no se podía conseguir mediante un cable que transmite la electricidad entre elementos separados en el espacio cuando se trata de un sistema vivo.
En este trabajo se ha resuelto el problema con una nueva teoría que permite construir circuitos sofisticados utilizando células vivas como unidades básicas y muy pocas conexiones. Así, se ha conseguido crear un conjunto de células capaces de detectar y de interpretar señales y que se pueden combinar de forma flexible entre ellas. Como si de las piezas de un LEGO se tratara, el sistema permite que las diferentes células puedan reutilizarse para formar nuevos circuitos. En otras palabras, es un sistema que permite crear muchos circuitos diferentes con un mínimo de células existentes. Además, una vez un circuito está establecido para programarlo basta añadir un determinado compuesto en el medio de cultivo en el que se encuentra.
Los resultados se podrían aplicar en la detección de moléculas y su posterior degradación dirigida, así como para para el diseño de poblaciones celulares con capacidad de comportarse como tejidos artificiales.

Art. de la revista Muy Interesante.

4 de diciembre de 2010

200 años de la primer escuela Argentina

200 años de la "primera escuela de la patria libre"


Por Hugo Lucero
La Escuela San Carlos, creada por un grupo de frailes franciscanos en la localidad santafesina de San Lorenzo, apenas siete meses después de la Revolución de Mayo de 1810, celebrará su bicentenario el 19 de diciembre próximo.

La fe cristiana y los ideales franciscanos plasmaron, entonces, una escuela que no sólo se destacaría por la excelencia de su educación, sino también, por estar asociada a grandes gestas patrióticas.
La escuela fue fundada por la congregación de San Francisco de Asís para educar y promover los valores de justicia, paz, libertad y fraternidad.
En 1812, funcionaba en un salón del Convento y al iniciarse su ampliación los frailes tuvieron que suspender los trabajos y tarea educativa para ayudar con herramientas y materiales en la instalación de las baterías Libertad e Independencia, con las que el general Manuel Belgrano defendió a la población de los ataques realistas.
Un año después, llega al Convento el general San Martín y resguarda en el lugar a sus granaderos para luego sorprender y derrotar al enemigo en el combate de San Lorenzo, la única batalla que libró el prócer en tierra argentina.
Tras la contienda bélica, el salón de la escuela y el comedor del Convento fueron utilizados para atender a los soldados heridos.
"Para nosotros llegar al Bicentenario es un enorme orgullo porque este colegio está asociado a grandes gestas patrióticas", dijo a Télam Patricia López, bibliotecaria del colegio e integrante de la Comisión del Bicentenario.
El colegio es denominado "primera escuela de la Patria libre" por haber sido creado siete meses después de la Revolución de Mayo", agregó López.
Su origen se remonta a 1808, cuando se incorpora al Convento San Carlos el docente Manuel del Carmen Peña, llegado de Chile y a quien le encomendaron instruir en las primeras letras y la enseñanza de la fe cristiana a los hijos del Soto-Síndico, Mateo Fernández.
Los pobladores de las cercanías "le piden a los frailes si también les podía dar clases a sus hijos", a la que asistían sólo varones, según los registros históricos, aunque "la tradición oral afirma que también tenía un aula para las niñas", señaló López.
A las gestas protagonizadas por Belgrano y San Martín en las orillas del Paraná, que tuvieron al colegio como centro de aquellas acciones contra los realistas, se suman otros aportes notables a la historia, añadió Indiana Cáceres, docente del colegio e integrante también de la Comisión del Bicentenario.
Entre los alumnos ilustres que se educaron en el Colegio las docentes recordaron al general Pablo Riccheri, ministro de Guerra durante la presidencia del General Julio Roca.
"Riccheri fue el que reorganizó el Regimiento de Granaderos, porque tras el cruce a los Andes, los soldados regresan en malas condiciones, quedan desamparados y el regimiento se disuelve", indicó Cáceres.
López rescató, luego, el prestigio educativo que alcanzó el Colegio en las primeras décadas del siglo anterior.
"Los padres pedían que sus hijos sean educados aquí por la calidad educativa. Era un colegio muy recto. Tal era la fama de la escuela, que el certificado que otorgaba a sus egresados tenía una mejor valoración que el extendido por una facultad o casa de estudios superiores", afirmó.
En 1910, cuando ya contaba con 200 alumnos y sus instalaciones resultaban exiguas para albergar a tantos estudiantes se proyectó la construcción del edificio actual, que conserva su fachada original.
El primer siglo de la escuela fue destacado por la revista "Caras y Caretas" en su número 607, con un artículo alusivo al centenario de la escuela, ilustrado con una foto de la única aula con la que contaba y una crónica de la entonces incipiente localidad de San Lorenzo.
El edificio tiene la particularidad de ser un escuela, un templo y un monumento, ya que "todo el complejo edilicio se erige como un altar conmemorativo al Combate de San Lorenzo, la heroica acción de San Martín y sus granaderos, sobre la que en la localidad no hay estatuas o esculturas que la recuerden", indicó Cáceres.
"Al no existir un monumento que perpetúe aquel combate, se tomó la decisión de llamar a todo el conjunto edilicio ´Escuela Monumental´, en conmemoración de la acción del 3 de Febrero de 1813´", agregó López, mientras desde el patio de la escuela señalaba con orgullo la famosa espadaña (el campanario del Convento) desde donde San Martín divisó el desembarco de las tropas enemigas.
El colegio San Carlos, que fue declarado ´Patrimonio Histórico Provincial´, en 1985, es un ícono histórico de la educación en el país que, a lo largo de sus 200 años, ayudó a forjar el porvenir de varias generaciones y brindó un valioso aporte en la construcción de la identidad nacional.