23 de abril de 2015

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Hemos visto cuán basto, inmenso, infinito o como quieran denominar tamaña profundidad del espacio interestelar del cosmos. Lo que todos sabemos es que nuestro planeta forma parte de un sistema planetario de nueve planetas orbitando alrededor de una gran estrella, el sol; nuestro hogar forma parte de un pequeño punto del sistema solar conocido. Ahora bien, la instancia del juego espacio-tiempo con respecto a la inmensidad y la realidad del cosmos no termina ahí.
Hay una instancia aún mayor.
El sistema solar, gira a su vez entorno alrededor del centro de una galaxia denominada Vía Láctea y sólo todo ese sistema o conjunto de planetas forma parte de un minúsculo punto de uno de los brazos en un lugar olvidado o quizás privilegiado entre miles de millones de planetas, estrellas, asteroides, de una cantidad mayor que seres humanos en la Tierra. Imagina esa inmensidad y que no sólo termina ahí, sino que a su vez hay miles de millones de galaxias conformando un universo, la ciencia estima que el universo es una esfera y que también hay miles; millones; océanos de universos conformando multiversos y así, infinitamente. En este punto, somos lo que una molécula es en nuestros organismos.
La parte conocida por la ciencia ah superado límites impensados hace un tiempo atrás, no es necesario hablar de miles de años, sólo años atrás que fueron parte de nuestras vidas.
Llegando al punto en el que hemos llegado, la posibilidad de que existan otras Tierras es totalmente segura. Pero, ¿cuántas como estas conocemos o más objetivamente, conoce la ciencia? La respuesta es nula, no existe posibilidad para que las formas de vida conocidas puedan habitar en otro lugar al menos en los tiempos en que estamos viviendo. Es necesario recobrar el valor por ella, masivamente.

En este excelente material, Carl Sagan, deja una reflexión sobre dónde estamos:



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